La Polinesia Francesa es uno de esos destinos situados al otro lado del mundo, en la zona sur del Océano Pacífico, que merece la pena visitar al menos una vez en la vida. El esfuerzo necesario para llegar hasta allí se compensa con creces al disfrutar de uno de los ambientes más especiales de todo el mundo.
La belleza natural de estas islas las ha convertido en un destino único para turistas de todas partes del globo, es posible realizar una enorme cantidad de actividades al aire libre y de disfrutar de paseos debajo del agua en lo que es posible observar las diversas especies marinas que viven ene estas aguas, así como las grandes formaciones coralinas que acompañan a la gran mayoría de estas islas.
Tahití es la isla más grande del conjunto y es donde se encuentra la mayor parte de la población del archipiélago. Muchas de las islas de la Polinesia francesa se encuentran deshabitadas o tienen poblaciones muy pequeñas. Por su parte, la isla de Bora Bora es otra de las más visitadas, se ha hecho conocida por la espectacular belleza de sus paisajes y en la isla principal se conservan intactas las formaciones naturales.
En las islas del archipiélago se cuenta con instalaciones adecuadas para el alojamiento, se cuenta con hoteles, resorts, entre otros; si bien muchas de ellas son de un gran lujo también las hay de condiciones más asequibles, pero, en general, este es un destino caro. Empezando por el precio del billete es necesario ahorrar para poder visitar las islas de la Polinesia francesa.
Sin embargo, el destino merece la pena el esfuerzo necesario ya que los paisajes y el ambiente son exquisitos. La Polinesia francesa, no en vano, es uno de los destinos preferidos para lunas de miel y bodas.
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